Konoe:
……….
Aunque
su ira comenzó a hervir, Konoe se aseguró de mantener la compostura.
Si
rechazaba la solicitud de Bardo y buscaba otra posada, no podía garantizarse
que encontrara un lugar para quedarse.
Konoe:
Entendido.
Bardo:
Gracias.
Bardo
le sonrió. Fue una sonrisa como de triunfo. Konoe sintió una punzada de amarga
derrota.
Konoe:
¿Qué debería hacer como recepcionista?
Bardo:
Cuando un cliente aparezca, preguntale su nombre y escribelo en el libro de
cuenta. ¿Cuál es tu nombre?
Konoe:
Konoe ….
Bardo:
¿Konoe? Si todavía estás aquí para cuando regrese, te invitaré la cena. Se dice
que nuestra comida es buena.
Konoe:
Esta bien, no me importa.
Bardo:
Bueno, te dejo el resto a ti.
Sacudiendo
una mano, Bardo dejo la posada.
Se
sentía como si acabara de pasar una tormenta. Una vez que Bardo se fue, Konoe
miró hacia la puerta, sintiéndose extrañamente vacío.
Konoe
se dio cuenta de que fue completamente arrastrado por ritmo frenético de Bardo.
Konoe
miró el mostrador y comenzó a sentirse cada vez más irritado.
No
había razón para verse obligado a responder ... O a hacer una promesa en una
posada a la que solo había entrado por casualidad.
Soy
un idiota. Konoe fue de mala gana detrás del mostrador y se sentó en el
taburete.
No
le gustaba romper las promesas. Cubriéndose la cabeza con la capucha de su
capa, debe haber parecido la recepcionista más espeluznante de la ciudad. Es
mejor que ese sustituto llegue pronto.
Incapaz
de soportarlo, Konoe dejó caer sus hombros; luego escuchó pasos bajando las
escaleras.
Konoe
miró hacia abajo reflexivamente, no queriendo ser visto por otros gatos.
Rai:
¡Hey!
Konoe
levantó la vista hacia la voz familiar.
Rai
se paró frente al mostrador.
Rai:
¿Qué estás haciendo ahí?
La
incredulidad coloreó su voz.
Konoe:
Me pidieron un pequeño favor ….
Rai:
¿Quién?
Konoe:
El propietario de este lugar.
Rai:
¿Qué paso con él?
Konoe:
Dijo que tenía algo que hacer y se fue.
Rai:
Jeez ….
Con
la mirada en sus ojos que lo decía todo, Rai se dio la vuelta y suspiró.
Rai:
Eres un gato idiota. Y también lo es el dueño de esta posada.
Konoe:
…….
No
pudo responder. De hecho, Konoe se inclinó a aceptar. Rai tímidamente entrecerró
los ojos hacia Konoe.
Rai:
Esa es una cara tan amargada.
Konoe:
¿Tan rara es?
Rai:
Si, es rara.
Konoe:
………
Como
si ya no se sintiera lo suficientemente mal.
Cuando
la recepcionista sustituta finalmente llegó, Konoe dejó el escritorio.
Solo
había pasado un rato, pero todavía estaba excepcionalmente cansado y finalmente
se dirigió a la habitación.
Era
una habitación hecha para dos, sin características especiales. Había dos camas,
una mesa pequeña y una silla, y no mucho más.
En
el estante había una lámpara, y en la esquina de la habitación había un barril
de agua.
Parecía
que había una habitación separada para fines sanitarios, porque en la esquina
del pasillo del segundo piso había una puerta con una pequeña imagen de un
arenero colgado.
Konoe
abrió la ventana. Era de noche, pero las calles estaban tan animadas como
siempre, y la luz parpadeaba en los puestos de los vendedores ambulantes.
Konoe
dejó escapar un pequeño suspiro. Finalmente pudo relajarse. Rai estaba
revisando la herida cuando Konoe lo cortó.
Rai:
No es la gran cosa. Muestrame la tuya.
Konoe:
Estoy bien ….
Konoe
detuvo inmediatamente la mano de Rai que buscaba quitarle su abrigo y sacudió
la cabeza.
Aunque
sabía sobre sus orejas y cola, Rai no había visto las marcas en su cuerpo.
A
pesar de que podría verlos tarde o temprano, Konoe todavía dudó.
Rai:
¿Qué?
Konoe:
…….
Rai:
Muestramela ya.
Konoe
miró hacia abajo, con las orejas rectas. Rai no parecía convencido.
Rai
dio un largo paso adelante y lo agarró del brazo.
Konoe:
¡No quiero!
Rai:
Ngh …..
Konoe
instintivamente sacó sus garras. El impulso le quitó la capucha.
Un
rasguño rojo pasó por la mejilla de Rai, y Konoe lo miró con los ojos muy
abiertos. El no quizó hacer eso.
Un
rasguño rojo pasó por la mejilla de Rai, y Konoe lo miró con los ojos muy
abiertos. No había querido hacer eso.
Rai
se limpió la mejilla en silencio y miró la sangre en su mano.
Rai:
Pensar que el mismo chico lograra lastimarme por segunda vez ….
Su
voz era indiferente; no había ira ni sed de sangre. Era frío como ese ojo azul
suyo.
Konoe
apretó los puños, miró hacia abajo y se mordió su labio.
Rai:
¿Qué te tiene tan preocupado?
Konoe:
………
Rai:
¿Es por tus orejas y cola?
Konoe:
¡!
Rai:
Aunque sean negras, no es normal que las estes escondiendo tanto. Es normal
pensar que algo está pansando al ver la manera en que intentaste cruzar aquel
bosque tu solo.
Incluso
si sus ojos no se encontraban, sabía dónde estaba mirando Rai.
Konoe
no pudo seguir ocultándolo. Tal vez lo estaba pensando demasiado. Ahora era un
buen momento. Simplemente hazlo.
Ante
su resolución, Konoe levantó la cara. Con sus dedos rígidos, se quitó el
abrigo. Se quitó los guantes y los zapatos también.
El
ojo azul de Rai se entrecerró ligeramente.
Rai:
Eso es …..
Incluso
cuando Konoe los miró nuevamente, las marcas en su piel parecían ominosamente
grotescas. En la llama de la lámpara parpadeante, parecían listos para cobrar
vida en cualquier momento.
Con
una sensación de arrepentimiento, Konoe desvió la mirada de Rai.
¿En
qué estaba pensando Rai ahora? Preguntar sobre eso hizo que Konoe quisiera
escapar.
Sin
embargo, Rai solo agarró el brazo de Konoe para estudiar cuidadosamente las
marcas.
Rai:
¿Las has tenido desde siempre?
Konoe:
No, repentinamente aparecieron un día. De igual manera el color de mis orelas y
cola cambió.
Rai:
Marcas negras, orejas negras y una cola negra ….. Las señales de la legendaria
maldición ¿cierto?
Las
palabras murmuradas hicieron que a Konoe le doliera el corazón, así que retiró
el brazo de las manos de Rai.
Rai:
¿Es por eso que dejaste Karou? ¿Intentaste venir a Ransen para buscar alguna
cura?
Konoe
asintió lentamente.
Konoe:
No podía permanecer en la aldea. Así que no tenía más opción que viajar a
Ransen.
Rai:
Ya veo.
Rai
se cruzó de brazos y se apoyó contra la pared.
Rai:
¿Tal vez haya una forma de liberarte de la maldición?
Konoe:
¿Eh?
Konoe
miró a Rai. Su perfil estaba iluminado por el resplandor de la lámpara,
suavizando sus rasgos afilados, pero su ojo era tan penetrante como siempre.
Rai:
No es que no exista la posibilidad. ¿Me equivoco?
Konoe:
Tal vez, ¿pero qué con eso?
Rai:
Si existe la posibilidad solo debes buscarla. No tienes la intención de morir
por la maldición ¿cierto?
Konoe:
¿Qué estás tratando de decir?
Rai:
Es justo como lo acabas de escuchar. ¿O me vas a decir que te da flojera buscar
la forma?
Konoe:
¡Es por eso que …!
Esta
conversación unilateral lo estaba poniendo cada vez más irritado. Atrapado en
el momento, había alzado la voz y su cola se erizó. Konoe frunció el ceño a Rai
como para desafiarlo.
Rai:
Solo te estoy diciendo que consideres la existencia de la posibilidad.
Konoe:
¡No es necesario que me digas algo que ya se! ¡¿Estás insinuando que me
apresure y me largue a buscarla, no?!
Rai
miró a Konoe en silencio y parpadeó lentamente.
Rai:
Realmente eres un gato estúpido.
Konoe:
¿Qué dijiste?
Rai:
Yo te dije que vinieras conmigo, y tu aceptaste. Es por eso que estás aquí,
¿no? Entonces, ¿por qué debería tener la necesidad de que te vayas por tu
cuenta?
Konoe:
¿?
Un
suspiro extrañamente sin vida pasó por los labios de Konoe.
Konoe:
¿Estás diciendo que me ayudaras a buscar la manera de romper la maldición?
Rai:
Obviamente.
Konoe:
¿Por qué?
Rai:
Eres un Sanga. Te dije que te entrenaría ¿cierto?
Konoe:
¿Incluso aunque debas viajar por el mundo para buscar la manera de romper la
maldición?
Rai:
¿Qué con eso? Esta sería una conversación diferente si dijera que me desvanecería
si simplemente me tocaras.
Konoe:
¿Tanto quieres un Sanga como para ir tan lejos?
Rai:
No voy a negar eso. La fuerza es esencial para mí. Pero cuando te ayude a
romper la maldición primero, no tendrás quejas.
Konoe:
………
Konoe
estaba asombrado. No se habló otra palabra.
Primero,
este gato altivo ante sus ojos parecía improbable que actuara por el bien de
otra persona.
Luego,
había hablado de sus acciones como "cuándo", no "si "
Rai
era diferente a cualquier gato que Konoe hubiera conocido hasta ahora.
Rai:
¿Qué?
Konoe:
Nada …. Eres raro. Normalmente, provocaría repulsión y no se acercarían a mi.
Rai:
Es normal juzgar por las apariencias. Después de todo, la mayoría de la gente
desconfía de su entorno. Tienen miedo de ser diferentes de los demás. Si lo
eres, serás excluido, simplemente por miedo. Si eres parte de la mayoría, no
eres el herido por el rechazo de todos.
Cuando
terminó de hablar, Konoe estaba abrumado. Se sentía como si toda la
desconfianza y la ira que sentía hacia Rai se hubieran desvanecido.
Era
arrogante, pero Konoe podía confiar en Rai más de lo que podía confiar en los
otros gatos, de todos modos.
Rai:
Muestrame tu herida.
Konoe
estaba todavía confundido, pero al mismo tiempo, obedientemente le mostró su
brazo.
La
sangre de la herida se había secado inmediatamente y ya estaba comenzando a
formar costras. Su piel había comenzado a recuperar algo de elasticidad, y el
dolor ya no era tan fuerte.
Rai:
Si esto es todo, estarás bien.
Asintiendo,
Rai dejo su brazo.
Rai:
Primero, descansa por ahora. Piensa sobre lo que vendrá más adelante hasta
mañana.
Konoe
se sentó a un lado de la cama.
Sus
ojos se giraron hacia la ventana.
Finalmente
había llegado a Ransen. Ver la ciudad más grande de Sisa lo llenó de asombro.
Konoe
suspiró profundamente, sintiendo la fatiga extenderse por todo su cuerpo.
Sacó
la bolsa que llevaba en la espalda, sacó un recipiente de madera y bebió un
poco de agua.
Mientras
Konoe hacía esto distraídamente, Rai se acercó a su lado.
Parecía
estar preguntándo algo con su ojo. Mientras Konoe se preguntaba qué estaba
pensando, Rai repentinamente lo agarró de la cola.
Konoe:
¡Ngh! ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Sueltáme!
La
cola era el punto débil de una ribika. Una sorpresa dolorosa e inesperada
recorrió su cuerpo. Reflexivamente, se puso rígido y descubrió sus colmillos.
Rai
miró a Konoe por un momento, luego miró fijamente su cola negra. Él revolvió el
pelaje de su cola negra, y Konoe sintió un escalofrío recorriendo su columna.
Konoe:
¡Suéltame …!
Rai:
Es una cola torcida.
Konoe:
¿Y qué con eso?
Como
Rai no tenía expresión, era difícil saberlo, pero su ojo seguía fijo en la cola
de Konoe. Konoe se avergonzó y le quitó la cola de la mano a Rai.
Konoe:
Tu cola es mejor, tiene una excelente forma ¿cierto?
Cuando
escupió esas palabras y volvió la cara, vio la gran cola blanca de Rai
balancearse lentamente.
Ese
fue el final de su conversación. El único sonido en la habitación era el ruido
de la multitud de la ciudad que entraba por la ventana.
Rai
se sentó a un lado de la cama junto a la ventana en silencio, y de una manera
que solo podía llamarse elegante, comenzó a arreglarse.
¿Que
demonios? Después de mirar a Rai por un momento sin saber por qué, Konoe se
recompuso y buscó algo en su bolsa de lino.
Pensó
que era inusual que pasara tiempo en una habitación con otro gato. Y eso que acababa
de conocer a Rai. Por alguna razón, no pudo sentirse tranquilo.
Konoe
arrastró la bolsa que había recibido de sus padres.
Luego,
se retiró y abrió la carta en la que estaba escrita la canción de su padre. No
importa cuántas veces miraba la carta, no podía leerla. Aún así, solo mirarla
estaba bien.
Recordaba
su hogar en Karou. Aunque no había pasado tanto tiempo, Konoe ya lo echaba de
menos.
Entonces,
repentinamente recordó algo.
Un
anillo. Eso era correcto, el anillo. Era un artículo precioso de sus padres,
pero Konoe no lo había puesto en su bolso. Seguía en el estante de su casa.
Y
ahora, no había forma de regresar y obtenerlo. No importa la razón, Konoe no
podía regresar.
¿Realmente
no podría hacer nada más que rendirse? No se le ocurrían otras opciones.
Lamentando profundamente esto, se acostó decepcionado. La mirada de Konoe se
dirigió hacia la cama junto a él.
Rai
estaba mirando por la ventana. Ocasionalmente, la punta de su cola blanca se
contraía suavemente.
Konoe
supuso que no era el único que no podía calmarse.
Konoe
se acurrucó bajo sus mantas
Con
un susurro, comenzó a arreglarse. Cuando cerró el mundo de sí mismo de esta
manera, sintió un poco de alivio. Su temperatura corporal calentó las mantas cómodamente.
Poco
a poco, sintió que el sueño se arrastraba. Mientras todavía estaba preparando
su cola. Konoe se quedó dormido suavemente.
……………………………………………………………………………………………………………………….
Al
día siguiente, Konoe salió a la ciudad con Rai.
Iluminado
bajo la Luna de Luz, Ransen parecía aún más desordenado que la noche anterior.
Las calles estaban llenas de gatos y vendedores ambulantes.
Konoe:
¿Qué vas hacer ahora?
Rai:
Iré a visitar a un Shaman.
Konoe:
¿Un shaman?
Rai:
Supuestamente, hay un chamán que puede contar el futuro que vive en los bosques
de Ransen. Él es bastante sabio, además de conocedor, y parece que puede
ofrecer algunos consejos. Él podría saber qué te pasa
Konoe:
¿Sabes en donde esta ese Shaman?
Rai:
No lo sé con precisión. Podemos preguntar por ahí. De lo contrario, tendríamos
que ir al bosque y comenzar a buscar.
Konoe
estaba avergonzado por la tranquila réplica de Rai y abruptamente cerró la
boca.
Konoe:
Estás haciendo esto bastante erráticamente.
Rai:
Tu problema puede requerir un poco de pensamiento improvisado.
Probablemente
estaba en lo cierto.
Rai:
Eso es todo lo que podemos hacer. Tampoco sé mucho sobre Ransen. Busquemos un
bar primero
Konoe
caminó tras Rai. Definitivamente no quería separarse de nuevo, pero sus ojos
seguían vagando por las tiendas.
Decoraciones
extravagantes le llamaron la atención. Ahora que Konoe lo pensó ... Ese
posadero, Bardo, había mencionado algún tipo de festival de invierno.
¿Estaban
estas tiendas comenzando a alinear sus productos para el festival? Solo quería
echar un vistazo rápido.
Caminó
por las calles por un rato, luchando contra las olas de gatos. Su visión fue
asaltada por la información, pero sus ojos comenzaron a bloquearla
gradualmente.
Solo
el paisaje gris pasó por él.
De
repente, en medio de esto ... sintió la presencia de un color vivo. Konoe miró
hacia atrás.
Un
gato se quedó quieto en el callejón.
No,
no era un gato. Lo que sobresalía de su cabeza no eran orejas. Esos eran
cuernos.
El
tiempo pareció ralentizarse. Su corazón comenzó a acelerarse.
En
el fondo de su mente había una serpiente. Su cola resbaladiza deslizándose, la
serpiente amarilla comenzó a ondularse.
Las
pupilas de Konoe se estrecharon en rendijas. Se detuvo y miró hacia el
Rai:
¡Oye! ¡¿A dónde vas?! ¡Hey!
Para
cuando escuchó la voz de Rai, ya se había echado a correr. Se abrió paso entre
la multitud hacia las calles grises.
Entró
en la entrada oscura y estrecha. El gato no seguía de pie allí. La luz se debía
a su alrededor como olas de calor.
No
hubo error. Ese era un demonio.
Rai:
Aquel es …
Rai
lo había perseguido y estaba a su lado, frunciendo el ceño para mirar en las
profundidades del callejón.
El
demonio se acercó lentamente.
El
deminio ante Konoe tenía una presencia dorada.
Konoe:
¿?
Era
diferente al anterior.
Lentamente
levantó un brazo. ¿Eso era electricidad? A este ritmo, causaría un alboroto en
la calle principal.
Rai:
¡Espera!
Konoe
desenvainó su espada y comenzó a correr hacia el demonio dorado.
Sin
embargo, no había ni la luz ni el impacto que esperaba. La sombra dorada de un
brazo se balanceó hacia abajo y salió una delgada corriente eléctrica. Emitió
un sonido parecido al de las llamas y comenzó a cubrir todo el brazo del
demonio.
Esta
vez, la sombra se precipitó hacia Konoe también.
Konoe
rápidamente balanceó su espada, usando su punta para cortar el pecho de la
sombra.
La
punta de la espada cortó diagonalmente el pecho de la sombra. No hubo
respuesta. Konoe escuchó un fuerte crujido.
La
sombra ni siquiera se movió.
¿No sentía
dolor?
El
brazo cubierto de corriente eléctrica lo golpeó.
Reflexivamente,
cerró los ojos.
Konoe:
Ngh ….
Sin
embargo, un sonido sordo hizo eco en los oídos de Konoe.
Alzó
su cara.
Una
espada fue arrojada por detrás de Konoe y cortó profundamente en la frente de
la sombra dorada.
A
pesar de que la cara de la sombra estaba volteada hacia un lado, estaba borrosa
y Konoe no podía distinguir nada más que labios sonrientes. Fue horriblemente
siniestro.
En
poco tiempo, una pequeña grieta corrió desde el centro de su frente, donde la
espada la había perforado. La grieta se extendió por todo el cuerpo de la
sombra.
Fue
lo mismo. Lo mismo que la sombra roja que vio en el bosque.
Cuando
Rai retiró su espada, la sombra dorada emitió un sonido delicado y se hizo añicos.
Fue
la misma conclusión abruptamente desalentadora que la última vez.
Los
fragmentos brillaban mientras se dispersaban, bailando en la oscuridad del
callejón.
Rai:
Eres un completo idiota.
Miró
hacia atrás, ofendido por la voz exasperada y ridícula de Rai.
Rai:
No actues sin antes haber pensado las cosas. Morirás.
Konoe:
No tenia opción. Si hubiera salido a la calle principal podrían haber aparecido
victimas y se hubiera armado todo un caos.
Rai:
Entonces, lo de ahora ….
Antes
de que Konoe pudiera decirle que era un demonio, Rai volvió a abrir la boca.
Rai:
No era su verdadera forma.
TRADUCCIÓN
AL ESPAÑOL POR: SAKURADA DI
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